miércoles, 29 de agosto de 2012

Animales: Suceso triste.

Hoy, al volver de la oficina, llegando a mi pueblo he visto un conejo agonizando al borde de la calzada. Estaba herido, desorientado; probablemente le habían atropellado.
Me ha faltado poco para parar el coche e intentar ayudarle. Tal vez si lo hubiera hecho, el animal habría tenido alguna oportunidad de sobrevivir, o en el peor de los casos, habría muerto "dignamente" sacrificado mediante inyección letal en el veterinario.

Lo cierto es que no lo he hecho, y además de arrepentirme profundamente por ello, me he puesto a pensar...

Tal vez, alguno de esos personajes que se hacen llamar políticos, si, esos que están todo el día calentando el sillón en su despacho tocándose las pelotas, podría trabajar en una ley que; por un lado, obligue a cumplir ciertos criterios de respeto frente al medio ambiente a la hora de construir carreteras; y por otro, castigue a los conductores desaprensivos que, siempre que las circunstancias del tráfico lo permitan sin poner en peligro a los demás, no intenten evitar por todos sus medios el atropello indiscriminado de los pobres animales, que por otro lado, comparten esta tierra con nosotros y no tienen porque sufrir nuestra insaciable ambición.

En fin, vaya forma de volver a escribir.

David.